Meditar es mantener
la atención en el mismo objeto una y otra vez. Mantener la
curiosidad en la respiración, observando cómo tu cuerpo respira;
muy expectante, como si fuese la primera vez que te das cuenta que tu
cuerpo inhala y exhala. Si mantenemos una actitud de amabilidad, sin
juzgar y seguimos prestando atención a la respiración se produce
cierta calma mental. Esta es una de las bondades que nos aporta la
meditación.
Ahora vamos a notar en muchas situaciones la presencia
de la mascarilla mientras respiramos, sin otra opción que mantenerla
puesta. Esto es una oportunidad para mantener la atención en la
respiración. Gracias a la mascarilla se amplifican las señales de
la respiración. Puedes mantener la atención en cómo las fosas
nasales o la boca atraen y alejan a la celulosa o la tela. Puedes
notar como tu respiración rebota en el material rígido si tu
mascarilla es de más protección. ¿Se mueven por igual los dos
lados de la mascarilla al introducir el aire por las fosas nasales?
¿Puedes sentir el calor en la exhalación y el frescor de la
inhalación? ¿Eres capaz de seguir el proceso de aparición y
desaparición del vaho que hay dentro de la mascarilla?¿Puedes
sentir las diferentes densidades del aire? ¿Cuando caminas más
rápido o respiras por la boca notas que vibra la mascarilla como la
vela de un barco azotada por el viento?
Todo parece indicar que vamos
a tener que convivir un tiempo largo con la mascarilla, que vamos a
tener que incorporar su uso dentro del conjunto de nuestros hábitos
diarios como algo natural. La tarea principal es no juzgar. Centrarse
en las características físicas de respirar a través de la
mascarilla. No valorarlo como bueno o malo, sino aceptar las
sensaciones; dándole la bienvenida a las posibles molestias que nos
causa. Y poco a poco ir haciendo el uso de la mascarilla como
algo amable en nuestras vidas. Y si muestras gratitud por sentir que
estás vivo y sentir que aún respiras es probable que tu vida sea
mucho más agradable todavía. Puedes sentir que llevar mascarilla es
una forma de recordarte que aún respiras. Una ocasión para que las
señales de que estamos respirando y vivos se hagan más presentes. Puedes
empezar a condicionar tu mente cada vez que vas a ponerte una
mascarilla y ponerte en modo de amabilidad, aceptación y
agradecimiento. Como ponerte unas gafas para ver las cosas de buen rollo. Ya que has venido para quedarte con nosotros, querida
mascarilla, te damos la bienvenida.
Jajaja! Si no te importa, yo meditaré sin la puta mascarilla. Además yo no puedo meditar, que me salgo de mí misma y me veo desde fuera, y da un rollo raro
ResponderEliminarjajajaj, no mem importa
EliminarDeje usted las drogas señora
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